Crónicas de Hanan Pacha

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Crónicas de Hanan Pacha (I)
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Crónicas de Hanan Pacha (II)
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Crónicas de Hanan Pacha (III)
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Crónicas de Hanan Pacha (I)

Crónicas de Hanan Pacha (I)
Crónicas de Hanan Pacha (I)NameCrónicas de Hanan Pacha (I)
Type (Ingame)Objeto de misión
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DescriptionUna fábula protagonizada por el Sabio Robafuegos que ha pasado de generación en generación. Según las investigaciones historiográficas, su contenido no tiene nada que ver con lo sucedido en realidad.
Aquí se narra la historia del sabio más sabio de Natlan, Waxaklahun Ubah Kan, más conocido como el Sabio Robafuegos, y de cómo la tribu que él construyó y que vivía sobre Hanan Pacha emergió y se volvió a disolver.

Igual que otras historias antiguas, esta también empieza en una época en la que las estrellas y la luna dominaban el cielo, los dragones gobernaban la tierra y el Señor de la Noche gobernaba el Reino de la Noche.

Las personas de aquella época eran completamente ignorantes y erraban por tierras desoladas. El primer Arconte Pyro aún no había nacido, por lo que nadie poseía una Visión y la gente estaba a merced de las fuerzas elementales.

Los humanos solo pudieron empezar a defenderse de las bestias feroces y los dragones malvados cuando Waxaklahun Ubah Kan trajo la chispa del flogisto desde la tierra roja y negra.

Seguramente algún lector inteligente se esté preguntando: ¿y cómo pudo un simple ser humano como el sabio Waxaklahun Ubah Kan robar la chispa del flogisto de las garras de los dragones malvados?

Pues esa es precisamente la primera historia que voy a relatar.

Cuenta la leyenda que hace mucho, mucho tiempo, en la tierra roja y negra vivía un dragón alado hijo de Xiuhcóatl, el Gran Rey del Volcán.

En algunas versiones de la historia se afirma que él era el propio Xiuhcóatl, pero no entiendo cómo algunos cuentacuentos podrían cometer semejante error. ¿Acaso se olvidaron de que quien derrotó a Xiuhcóatl fue el primer Arconte Pyro, el mismísimo Ixbalanqué? ¿Cómo podrían haberse resuelto las cosas en un punto tan inicial de la historia?

El caso es que, mientras el Gran Rey del Volcán estaba sumido en un largo sueño, el arrogante dragón alado se apropió de los tesoros que le pertenecían al Rey del Volcán, y empezó a llamarse a sí mismo “rey”.

Entre esos tesoros, el más llamativo era la pirofosforita, un mineral creado a partir del fuego primigenio de las profundidades del gran volcán. Tenía unos colores cambiantes como los de un arcoíris e irradiaba una deslumbrante luz en todo momento.

Hasta el dragón alado se volvió radiante al ser iluminado por aquella luz.

“¡Admiren lo bello que soy! Mi luz ilumina todos los rincones a los que llega, así que yo soy el sol de esta tierra”, dijo la bestia.

En realidad, no era el sol, sino que su belleza solo era un reflejo de la luz de la pirofosforita que, como máximo, iluminaba la tierra roja y negra en la que habitaba.

Probablemente, la arrogancia del dragón alado enojó tanto al Señor de la Noche que este envió al sabio Waxaklahun Ubah Kan para que lo cazara. Sin embargo, esto no tranquilizó a algunos dioses, que decidieron enviar a Chaac el necio junto a él.

Bendecidos por el Señor de la Noche, los dos llegaron a la tierra roja y negra y vieron a lo lejos al radiante dragón alado. Waxaklahun Ubah Kan no tenía prisa en actuar, así que se tomó su tiempo para fabricar una cerbatana de bambú con la que disparó directamente al ojo del dragón.

Exultante ante aquella escena, Chaac quiso darse prisa para dar caza al dragón, pero fue retenido por el sabio.

“Chaac, no seas necio. Aunque le he dejado ciego de un ojo, sigue teniendo un enorme poder. ¿Cómo vas a luchar contra él con tu cuerpo mortal?”.

Al sabio Waxaklahun Ubah Kan se le ocurrió un plan aún mejor.

Tras resultar herido, el arrogante dragón alado se escondió en su cueva, así que Waxaklahun Ubah Kan y Chaac se disfrazaron de médicos para entrar en ella.

“Cielos, ¡qué dragón tan radiante! Qué lástima que no puedas verte a ti mismo y que nadie sea capaz de admirar tu grandiosa belleza...”.

Así lo elogió Waxaklahun Ubah Kan.

“Por culpa de un despreciable humano que me dejó ciego de un ojo hace unos días, ahora no me queda más remedio que esconderme aquí”.

“Vaya, qué casualidad. Nosotros somos dos médicos que justo pasaban por aquí, y que se dedican a curar enfermedades oftalmológicas. Creo que, si cambiamos tu ojo por una gema, recuperarás la vista”, dijo el sabio, y añadió: “Y no solo eso, sino que si remplazamos tus colmillos y tus garras por piedras preciosas, te volverás doce veces más radiante de lo que ya eres”.

Al escuchar esto, el arrogante dragón alado no pudo evitar imaginarse lo bello que sería siendo doce veces más radiante, por lo que aceptó sin pensárselo dos veces.

De esta manera, el sabio y el necio Chaac sacaron los granos de mahís que habían preparado con antelación y reemplazaron con ellos el ojo, los dientes y las garras de la bestia.

El ojo del pobre dragón alado no solo no sanó, sino que, cuando descubrió que lo habían engañado, este ni siquiera fue capaz de devorar a los dos humanos, por lo que murió confundido y la pirofosforita cayó en manos de Waxaklahun Ubah Kan.

Según Chaac el necio, debían entregar el mineral al Señor de la Noche, pero el sabio Waxaklahun Ubah Kan tenía otra idea en mente.

Sabía que los dragones que gobernaban la tierra tenían un poder sobrehumano, pero no una inteligencia sobrehumana. Y el secreto de ese poder residía en la pirofosforita.

El sabio Waxaklahun Ubah Kan partió el mineral y un enorme poder surgió de su interior. Así fue como obtuvo el poder de los dragones, es decir, el flogisto.

Crónicas de Hanan Pacha (II)

Crónicas de Hanan Pacha (II)
Crónicas de Hanan Pacha (II)NameCrónicas de Hanan Pacha (II)
Type (Ingame)Objeto de misión
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DescriptionUna fábula protagonizada por el Sabio Robafuegos que ha pasado de generación en generación. Según las investigaciones historiográficas, su contenido no tiene nada que ver con lo sucedido en realidad.
A continuación, contaré cómo el sabio Waxaklahun Ubah Kan enseñó a la gente de las tribus a usar el flogisto y construyó Hanan Pacha.

Tras marcharse de la tierra roja y negra, Waxaklahun Ubah Kan y Chaac el necio llegaron al bosque montañoso en el que habitaban las tribus humanas.

El sabio quería enseñar a los humanos a usar el flogisto, pero nadie quería aprender porque desconocían su utilidad.

“Si queremos encender un fuego, podemos hacerlo golpeando un sílex contra otro, y en cuanto al combustible para el fuego, hay mucha hierba, madera y leña por todas partes en estas montañas, así que ¿para qué necesitamos el flogisto?”.

“Oh, gente corta de miras, ¿no se dan cuenta de que llegará un momento en el que no habrá más madera? En cambio, lo más inagotable del mundo es la piedra. Si podemos crear fuego quemando piedras con flogisto, habremos resuelto el problema de los recursos de golpe”.

Así respondió el sabio lleno de confianza.

“Jaja, es muy poco probable que vivamos hasta ese día”.

En aquella época, la gente aún no era capaz de ver a sus ancestros en el Reino de la Noche, así que era de esperar que tampoco pensaran en el futuro. Ante esa situación, Waxaklahun Ubah Kan no pudo hacer más que dejar el tema.

Al ver que el sabio no sabía qué hacer, Chaac el necio le sugirió que pensara en un método mediante el cual todos pudieran ver los beneficios inmediatos del flogisto.

“Por ejemplo, podríamos levantar esta roca gigante a una altura mayor que las montañas. Así, seguro que todo el mundo la vería y vendría corriendo a nosotros por curiosidad”.

Aunque eran las palabras de un necio, Waxaklahun Ubah Kan, que no tenía otra opción, decidió probarlo. Entonces, enseñó a Chaac a usar el flogisto y juntos elevaron la tierra. Esta tierra elevada era Hanan Pacha, actualmente conocida como el “Mundo Superior”.

Sin embargo, a diferencia de hoy, en aquel entonces Hanan Pacha era un continente entero. Estaba tan alto entre las nubes que toda Natlan podía verlo de un vistazo, así que conducidos por la curiosidad, la gente de todas partes fue hasta allí.

El amable Chaac estaba en la orilla de un lago y ayudaba a la gente a ascender a Hanan Pacha con el poder del flogisto. De esta manera, el sabio enseñó a usar el flogisto a los que llegaron hasta el lugar elevado.

Bajo el liderazgo de Waxaklahun Ubah Kan, la gente construyó en Hanan Pacha la primera tribu sedentaria.

Crónicas de Hanan Pacha (III)

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Crónicas de Hanan Pacha (III)NameCrónicas de Hanan Pacha (III)
Type (Ingame)Objeto de misión
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DescriptionUna fábula protagonizada por el Sabio Robafuegos que ha pasado de generación en generación. Según las investigaciones historiográficas, su contenido no tiene nada que ver con lo sucedido en realidad.
A continuación, contaré cómo los humanos de Hanan Pacha infringieron las normas e hicieron que el sabio que robó el fuego abandonara Natlan.

Después de enseñar a las personas a usar el flogisto, estas construyeron una ciudad en Hanan Pacha. En ella había magníficos palacios y templos que estaban construidos con exquisitas gemas, plumas de tonos brillantes y flores fragantes.

Tras construir la ciudad, Waxaklahun Ubah Kan decidió alzar Hanan Pacha a un lugar aún más elevado.

“Para ello, ya no podrán ingerir nada que salga de esta tierra, excepto el agua, pues todas las corrientes del mundo provienen del origen de toda agua y están fuera del control del Señor de la Noche”.

Chaac no entendía por qué tenían que ir a un lugar aún más elevado, pero él no quería abandonar Natlan. Sin embargo, si preguntara a Waxaklahun Ubah Kan sobre el tema, seguro que este solo hablaría de cosas incomprensibles como el “continente lunar” o la “piedra sagrada de Newark”.

No obstante, como Waxaklahun Ubah Kan era la persona más sabia del mundo, la gente hizo lo que dijo. Así pues, empezaron a criar peces en un mar suspendido en el aire y a cultivar algas para alimentarse. Mientras tanto, Hanan Pacha ascendía cada vez más alto.

Finalmente, el Señor de la Noche se dio cuenta de lo que intentaba hacer el sabio y, como temía que los humanos fueran a marcharse, tomó medidas para detener los planes del sabio.

Un día, mientras el sabio estaba lejos, el Señor de la Noche se transformó en humano tribal y, con una misteriosa botella de agua, se acercó a Chaac, que estaba haciendo guardia en la orilla del lago.

“Amigo, deja de vigilar este lago. Mira, el agua que traigo sabe cien veces mejor, pruébala”.

Aunque recordaba lo que le había dicho el sabio, no pensó que probar esa agua fuera a suponer ningún problema, así que la aceptó y probó un sorbo.

Efectivamente, sabía muchísimo mejor, por lo que el Señor de la Noche le dio más cantidad para que la compartiera con los habitantes de Hanan Pacha.

Lo que Chaac no sabía era que esa “agua” se producía con los cereales de la tierra, y era lo que en el presente llamamos “alcohol”.

Cuando el sabio regresó, todo el mundo estaba borracho como una cuba.

Entendió que ya no podían abandonar Natlan, así que los expulsó de Hanan Pacha y la gente esparció el flogisto por toda la nación.

Por su parte, el Sabio Robafuegos inició su viaje de regreso.

“¿De regreso? Entonces, ¿volvió a la tierra roja y negra?”.

“¿Acaso has escuchado algo de lo que he dicho? La tierra roja y negra es el lugar en el que el sabio robó el flogisto. Aunque es cierto que la leyenda no dice específicamente cuál es su hogar natal... Por eso, mi hipótesis es que con ‘viaje de regreso’, se refiere a que algún día volverá”.

“Eso suena a la típica frase de cuentacuentos. Vamos, no me dejes con la intriga y cuéntame qué pasó al final”.

Tras la partida del Sabio Robafuegos, Chaac, guiado por el Señor de la Noche, construyó las tribus sedentarias de la tierra, y así fue como empezó la era de la humanidad en Natlan. Pero esa es otra historia.

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