Notas de un soldado (II)

Notas de un soldado (II)
Notas de un soldado (II)NameNotas de un soldado (II)
Type (Ingame)Objeto de misión
FamilyMt. Lingmeng Gossip (I), Non-Codex Series
RarityRaritystr
DescriptionLa segunda parte de las notas de un soldado.

Item Story

... Algo anda mal. Petrenko, balbuceando y jurando por el nombre de su majestad la Zarina, afirma que escuchó a medianoche un sonido horripilante, imposible de describir: como el jadeo de una bestia monstruosa mezclado con el quejido agónico de alguien al borde de la muerte. Pero ninguno de nosotros, ni siquiera Elena, que estaba de guardia, oyó nada parecido. Sin embargo, encontramos cerca del campamento unas marcas extrañas, como si algo pesado hubiera sido arrastrado por el suelo. Eso no pudo haberlo hecho un ser vivo: ninguna criatura deja huellas así...

... El capitán Vólkov sospecha que los ayudantes del profesor Preobrazhenski están intentando asustarnos, así que ordenó colocar más trampas por las inmediaciones del campamento. Incluso activó esos Mecagendarmes que valen más que todas nuestras vidas juntas. Quién sabe cómo le explicará después al alto mando que despilfarró tanta energía, pero seguro se le ocurrirá alguna excusa...

... La investigación del profesor Karnatski parece avanzar viento en popa. Tanto, que durante la pausa del almuerzo nos dio un discurso lleno de saliva sobre sus hallazgos, a nosotros, simples soldados (antes solía llamarnos “torpes lacayos”). Su rostro, huesudo como el de un muerto, se encendía con un brillo rojo enfermizo mientras murmuraba palabras que sonaban a un delirio febril, como si estuviera viviendo un último estallido de lucidez. Hablaba de cómo había logrado destilar del fragmento lunar “la luz primigenia más pura”, y que pronto arrancaría el velo del mundo para encender la chispa que cumpliría los deseos de su majestad. No entendí nada. Me limité a asentir rígidamente, deseándole que alcanzara la conclusión ideal de su investigación...

... Para huir de esos pensamientos perturbadores, le pedí al capitán Vólkov que me dejara salir de caza hoy. El tiempo era anormalmente frío, y el aire olía a humedad y moho, un hedor de lo más nauseabundo. Las cabras silvestres, antes tan abundantes, habían desaparecido; tal vez las ahuyentamos en las últimas semanas con tanta caza o tal vez se ocultaron para refugiarse del frío. Al final, encontré una no muy lejos del campamento.

... Pero eso no puede considerarse cazar. Fue como toparme con un cadáver dejado ahí a propósito. El animal estaba ahí parado, rígido como una estatua, con una expresión que ninguna cabra debería tener. Sus ojos, vidriosos y saltones, se le habían hinchado tanto que parecían los de un pez. Pero no era un cadáver: cuando le abrí el pecho, su corazón aún latía. Aún latía cuando hundí mi cuchillo en él. Y también mientras su fétida sangre, que parecía tener un extraño tinte verdoso bajo la tenue luz, brotaba por todas partes. Incluso en aquel momento permaneció quieta, con esos ojos hinchados fijos en algún punto, sin reaccionar siquiera a su propia muerte, como si no le perteneciera...

Que su majestad la Zarina me perdone, pero no le conté nada de esto al resto del equipo. La carne seguía sabiendo deliciosa, y eso era suficiente. No había necesidad de sembrar el pánico... Tan solo tenemos que esperar a que el profesor Karnatski termine su investigación y podremos salir de este maldito lugar...

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

TopButton