Coquitao el decapitado (I)

Coquitao el decapitado (I)
Coquitao el decapitado (I)NameCoquitao el decapitado (I)
Type (Ingame)Objeto de misión
FamilyBook, Non-Codex Series, loc_fam_book_family_6969467
RarityRaritystrRaritystrRaritystr
DescriptionUn pergamino de los Augures Vientonocturno. Se dice que las historias que contiene son más antiguas que la propia tribu, una afirmación que resulta difícil de verificar.

Item Story

Los tejedores de los Augures Vientonocturno conocen la ubicación de cada río de la Tierra de la Noche. Saben que historias y poesía proceden del gran río negro de Mictlán. Las aves rapaces que surcan el cielo nocturno son las vasallas de aquella con el rostro fragmentado, quien tomó de la mano de su maestro la luz de la luna condensada en tres hebras de plata, y las extendió a través de la bruma de la noche hasta llegar a la tierra de las llamas espirituales. Luego, ordenó a los tejedores ciegos que tejieran con ellas vívidos tapices. Estos se cuelgan en las casas de la gente, en los santuarios y en el campo de batalla, dando a conocer a la humanidad historias y leyendas. Así, los tapices se convirtieron en parte de la historia.

Sin embargo, el sabio errante, Ropal, “el Hijo del mar”, el cual fue expulsado de todas las tribus, dijo una vez: “Yo acepto el caos, pero no sé si el caos me acepta a mí”. Las historias antiguas y los acertijos siempre esconden secretos peligrosos. Así, el Señor de la Noche cegó a todos los que tejen historias, obligándoles a centrarse en estas mientras eran incapaces de ver el presente, y haciendo que sintieran la fría luz de la luna como si fueran agujas, aunque nunca presenciaran la muerte de las tres lunas con sus propios ojos. Por eso, el gran maestro de los acertijos y las alegorías permanece para siempre como una niebla indiscernible e indescriptible sobre un tapiz.

La historia que los artesanos tejieron a continuación entrelazaba susurros del Señor de la Noche, cuyo rostro estaba fragmentado. Las leyendas hablan de un guerrero llamado Coquitao, uno de los precursores de los Augures Vientonocturno, cuya tierra natal yacía tras una medianoche lejana, bajo un sol gélido. Portando el garrote de piedra Makana, vagó por la tierra, siguiendo un pacto forjado con dioses muertos. Su vida estuvo impregnada de guerra y caos. Se dice que en una noche de viento y lluvia, hizo un pacto sin palabras con la deidad de la canícula, hipotecando así su destino a los gemelos Kame en una tierra asolada por la peste.

La deidad de la canícula ordenó a Coquitao castigar a los dementes que habían olvidado la muerte y distribuyó humo gélido y sueños del cielo estrellado entre la gente. Coquitao usó a Makana para traer la muerte irreversible y guio a las almas sin dueño de vuelta al río negro de Mictlán, para que volvieran al sueño del Señor de la Noche.

Los dedos de Coquitao siempre se aferraban a Makana, mientras caminaba con las rodillas hundidas en la sangre. Incontables días y noches de lucha y matanza apaciguaron por fin la locura que había desgarrado los cielos estrellados. Sus compañeros le seguían, entre los cuales había uno llamado Nagual, un astuto cambiaformas de una lejana tierra calcinada cuyas llamas arden sin cesar incluso ahora.

Cuando el último de los dementes fue ejecutado por Coquitao y sus compañeros, cuando el río de sangre que se derramó satisfizo a la maestra de las faldas de jade, encaramada en lo alto de las nubes atronadoras, esta envió una lluvia redentora que lavó todos los ríos con agua cristalina. Pero la deidad de la canícula se negó a liberar el alma del héroe y, en su lugar, ordenó a los astutos gemelos Kame que enviaran al vil Nagual a decapitar a Coquitao con una hoja de obsidiana.

Y así, Coquitao, que había sido decapitado, no pudo completar su pacto con la deidad de la canícula, y solo pudo seguir ciegamente a las tzitzímitl en su deambular.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

TopButton