
![]() | Name | Cuentos secretos de Inazuma (II) |
Type (Ingame) | Objeto de misión | |
Family | loc_fam_book_family_1061 | |
Rarity | ![]() ![]() ![]() | |
Description | Una colección de historias populares de Inazuma transcritas por un escritor viajero de Fontaine. Sus páginas contienen una gran cantidad de mitos y cuentos maravillosos transmitidos oralmente por todo tipo de gente. |
Table of Content |
Item Story |
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Item Story
La baku Hace mucho, mucho tiempo, vivía cerca de la Aldea Konda un anciano matrimonio. Aunque vivían en la pobreza y no habían tenido una vida fácil, tenían un gran corazón y todo el mundo los apreciaba mucho. Un día nevado de invierno, el viejo esposo fue a la montaña a recoger leña, cuando vio a un animal pequeño y rechoncho atrapado en una trampa de caza. La criaturita no lograba zafarse de la trampa por mucho que lo intentara, de modo que lo único que hacía era gritar. Sin duda, aquella era una escena desgarradora. “¡Pobre criatura!”, dijo el anciano. “Un jabalí tan pequeño y ha caído en la trampa de un cazador. Ay, aunque te atrapen, eres tan pequeño que apenas tienes carne, así que sería desperdiciar tu vida. Vamos, ¡deja que te ayude!”. El anciano dejó en el suelo el hacha que llevaba y deshizo el nudo en el que estaba atrapada la pezuña del jabato. Este gritó dos veces, dio varias vueltas de alegría alrededor de él y desapareció en la espesura del bosque. El anciano regresó a casa después de haber recogido suficiente leña y, una vez allí, le contó a su esposa lo sucedido. Al enterarse, esta exclamó de la emoción: “¡Vaya, qué cosa tan buena has hecho hoy, querido! Cuando ese jabato crezca, ¡tendremos carne para darnos un buen festín!”. Esa misma noche, cuando ambos estaban a punto de irse a dormir, una jovencita llamó a la puerta de su casa y dijo con una voz dulce y agradable: “Perdón, ¿hay alguien en casa?”. ¿Cómo podía haber alguien fuera con la nevada que estaba cayendo? La mujer abrió la puerta y se encontró con una muchacha de unos diecisiete o dieciocho años que luchaba contra el viento y la nieve. Era tan hermosa que, aunque vistiera una ropa muy sencilla, su belleza natural seguía saltando a la vista, de modo que casi parecía un hada sacada de una leyenda de Liyue. La anciana no pudo evitar sentir lástima por la chica y le dijo: “Ay, hija, entra, entra, ¡que con lo que está nevando te vas a congelar! Vamos, pasa y caliéntate un poco en la hoguera. ¿Dónde está tu familia, muchachita? ¿Y qué haces fuera tan tarde?”. “Perdón por molestarla a estas horas de la noche. Por desgracia, mis padres fallecieron. Su última voluntad era que buscara a un amigo de mi padre, pero no pensé que fuera a nevar tanto como para perderme al caer la noche. ¿Serían ustedes tan amables de dejarme pasar la noche en su casa? No me importa si tengo que dormir en un pasillo o un almacén”. El matrimonio se compadeció de la muchacha y dejaron que se quedara a dormir en su casa, de modo que le prepararon algo de comida y una cama en la que dormir. Esa noche, ambos tuvieron dulces sueños, tal vez por haber hecho una buena acción. Los días siguientes no dejó de nevar, por lo que la chica se quedó en casa de los ancianos. En ese tiempo, no dejó de cuidar de ellos, que estaban muy contentos porque la chica era muy trabajadora, considerada y meticulosa con todo lo que hacía. Un día, la muchacha les dijo: “Como les conté, cuando mis padres fallecieron, me dijeron que fuera con un amigo de mi padre. Sin embargo, no conozco a ese amigo, así que no sé qué tipo de persona es o si querrá siquiera acoger a un estorbo como yo. Ustedes dos me han cuidado tan bien estos días que no sé cómo agradecérselo... Tal vez sea muy atrevida al preguntar esto, pero ¿estarían dispuestos a acogerme como su hija adoptiva? Aunque solo soy una chica normal y corriente, haré todo lo que pueda para contribuir en la casa y cuidar de ustedes dos”. Los dos ancianos se pusieron muy contentos al escuchar eso. Como no tenían hijos, estaban más que dispuestos a tener como hija a una chica tan inteligente y considerada. Desde entonces, la trataron como si fuera su propia hija, y ella los trató a ellos de la mejor de las maneras, ya fuera en público o en casa. Pasó el tiempo y, una mañana, la muchacha les sirvió a los ancianos unos dulces que no habían comido antes y les dijo: “Mientras dormían, hice estos dulces siguiendo una receta familiar. Véndalos en el pueblo, seguro que a la gente le gustarán”. Tal y como dijo ella, los dulces tuvieron mucha popularidad entre los comerciantes, que los compraron a un precio bastante elevado. De ahí en adelante, le pedía a su padre adoptivo que fuera todas las mañanas al pueblo a vender algunos dulces, con lo que poco a poco fueron teniendo más dinero. Así fue día tras día, mientras el anciano matrimonio no podía evitar preguntarse cómo era posible que la chica preparara unos dulces tan deliciosos si en casa no había más que harina. Sin poder contener más su curiosidad, una noche observaron a hurtadillas a la joven mientras cocinaba, pero para su sorpresa, allí no había nadie. Solo había una criaturita rechoncha que atrapaba sueños flotantes con su pequeña nariz para hacer dulces con ellos. Los ancianos se sobresaltaron y, cuando la criatura los vio, volvió a transformarse en una joven muchacha y dijo mientras estaba de rodillas en el suelo: “Siento mucho haberles sorprendido de esta manera. En fin, ya que han visto mi forma real, supongo que no tengo por qué seguir escondiéndolo... Soy la baku que salvó usted en la montaña, padre. Para devolverle el favor, me transformé en una muchacha y vine hasta su casa para convertir sus pesadillas en deliciosos dulces que pudiera vender a buen precio en el mercado”. “¡Por los Arcontes!”, exclamó el anciano sobresaltado. “¡Conque eres el jabato de aquel día!”. “En primer lugar, no soy un jabalí, soy una baku. Bueno, técnicamente, soy una ‘mo’ de Liyue. Y en segundo lugar, si se extiende la noticia de que has descubierto mi verdadera identidad, mi maestra, o sea, aquella que controla los sueños y las pesadillas, no perdonará mi comportamiento y usted también sufrirá las consecuencias. Estos días, ambos han cuidado muy bien de mí y, aun así, no he dejado de darles problemas. De verdad, espero que me crean cuando digo que mi mayor deseo es poder ser su hija. Es solo que... ese deseo no podrá cumplirse en esta vida. Así pues, me temo que no me queda más remedio que decir adiós”. “¿Una ‘mo’? Primera vez que oigo esa palabra. En cualquier caso, seas humana o jabalí, ¡siempre serás nuestra hija!”. “Agradezco de todo corazón su bondad y buenas intenciones, pero si alguien más se entera de que hay una mo por aquí, solo traerá desgracias. Y, de nuevo, no soy un jabalí, soy una mo”. “¡No te preocupes! Si tú no dices nada, nadie tiene por qué saber que aquí hay una ‘mo’ de esas. Además, ¿qué tiene de raro que criemos jabalíes?”. “En eso tiene razón, pero, una vez más, no soy un jabalí, soy una mo”. Así, la pequeña mo decidió quedarse a vivir con el anciano matrimonio. Gracias a los deliciosos dulces que ella preparaba, tuvieron unos últimos años en los que vivieron felices y comieron perdices. |
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Skirk in her ideal team would have copious amounts of DMG%, thus she's quite ATK-hungry. Mistsplitt...