El despacho de los gatos (VIII)

El despacho de los gatos (VIII)
El despacho de los gatos (VIII)NameEl despacho de los gatos (VIII)
Type (Ingame)Objeto de misión
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Description“Aunque, ¿es posible que el amor haya vuelto a llamar a la puerta del amo?” —murmuraron los guardias.
Sin embargo, esto es algo que acontecerá mucho más adelante.

Item Story

Despertado por la cegadora luz del sol, Perroux abrió los ojos e, inconscientemente, se los frotó con las manos...
Sus manos y pies habían vuelto a la normalidad. Ya no eran las patas peludas de un gato.
¿Qué pasó anoche? Perroux intentaba recordar.
En ese momento, Perroux, el gato blanco y negro, dio la vuelta con el carro y partió de regreso.
A esa hora, el reloj aún no había dado las doce.
Antes de que el resto de carros regresaran, Perroux saltó del carro como un gato cualquiera y regresó a la casa sin ser visto...
¿Y ahora...? ¡Oh, no! ¡El sol ya estaba en lo más alto y era el turno de trabajo de Perroux!
Perroux saltó abruptamente de la cama y se puso su ropa, volviendo a ser Perroux, el portero.

La puerta de la casa del amo estaba cerrada, con un cartel que decía “Prohibido el paso”.
“La gata se perdió, y el amo cayó enfermo...”.
“Qué gata tan bonita era, hasta a mí me gustaba verla. No es de extrañar que unos ladrones se hayan interesado por ella, la verdad...”.
“Pobrecita. ¿Habrá alguien que la trate tan bien como su amo?”.
Los sirvientes del amo murmuraban.
Parece que hoy no iba a ser necesario el servicio de portería de Perroux, y como rara vez tiene vacaciones, estaba por ello preocupado.
¿A dónde podría ir? Pues al despacho de los gatos.
Aquella noche, y durante varias noches seguidas, Perroux volvió al lugar donde habían estado los carros de la basura, uno por uno, para comprobar las sombras bajo las farolas, pero ya no había ningún agujero oscuro.
Las botas y la máscara también habían desaparecido.
Era como si la magia nunca hubiera existido y Perroux nunca hubiera conocido a un gato parlante.
Tal vez el jefe de los gatos se haya marchado, y El despacho de los gatos haya cerrado...

El amo estuvo enfermo durante tres meses. Entonces, en una mañana de verano, de repente se recuperó.
Del dormitorio se oía la voz del amo tarareando una cancioncilla alegre y animada, del tipo que cantan los jóvenes en los bailes para invitar a sus parejas.
“Ven aquí, Perroux”, dijo el amo mientras le hacía una señal.
*Pum, pum*. El corazón de Perroux volvía a latir con nerviosismo. ¿Acaso...?
“Esta bata está muy vieja. Toma, tírala, y luego ve y cómprame una nueva. El estilo... que sea algo un poco más a la moda”, dijo su amo amablemente.
*Suspira*... Perroux se relajó y salió con la bata.
“Pero ¿el amo no es alguien muy anticuado y conservador?”, pensaron Perroux y sirvientes.
Un trozo de papel salió del bolsillo de la vieja bata.
Se trataba de una carta escrita por los gatos fingiendo ser la gata de pelo largo para informar a su amo de su seguridad tras la marcha del gato atigrado:
“Papá, estoy bien. Te mando pescado y ratones secos para que los disfrutes”.
“Además, la Srta. von Frigga es una persona real y siente algo por ti, papá. Ya era hora de que encontraras una compañera”.

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