El despacho de los gatos (I)

El despacho de los gatos (I)
El despacho de los gatos (I)NameEl despacho de los gatos (I)
Type (Ingame)Objeto de misión
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DescriptionUn día, el misterioso despacho de los gatos envía una invitación a Perroux, el portero... ¿Qué clase de aventuras te esperan, Perroux?

Item Story

Como en muchas otras tardes, Perroux dio un buen bostezo y se frotó los ojos cuando, de repente, vislumbró una invitación de color dorado que yacía plácidamente en el parterre de flores.
El envoltorio de la carta está iluminado por la luz del sol. Las palabras “Para el Sr. Perroux” relucen más que el Mora.
Los ojos de Perroux se abrieron de par en par.
No era más que un humilde portero que abría la puerta a los “caballeros” y “damas” que venían a visitar a su amo. Era la primera vez que alguien se dirigía a él tan respetuosamente como “Sr. Perroux”.
¿Quién habrá dejado eso ahí sin que él se diera cuenta?
Perroux, tras parpadear repetidamente y confirmar que no se trataba de una ilusión, abre la invitación...
“Gracias por tan deliciosa comida. Por favor, ¡venga a visitarnos!—— El despacho de los gatos”.
La letra torcida, que parecía haber sido escrita con el más tosco de los pinceles, no se correspondía con el envoltorio de color dorado.

¿Un despacho de gatos? ¿Existe tal cosa? No será un despacho regentado por gatos, ¿verdad?
Perroux, por su parte, suele alimentar a los gatos callejeros de la esquina con sobras.
Tan solo con llamarlos, los gatos se acercan cariñosamente. Sin embargo, si no hay comida para ellos, los gatos desconfían incluso de Perroux.
Tras caer en la cuenta, Perroux miró el reverso de la invitación.
“Tal vez no sepa dónde se encuentra el despacho...”.
“En la duodécima vuelta del Viento del Norte, avance por el suelo con escamas de peces hasta encontrar una fila de carros.
Tras la décima campanada, solo quedará un carro, y deberá saltar hacia la sombra oscura que hay debajo de él. Ahí estaremos...”.
Esta forma de expresar el tiempo y el lugar, parece más bien... una especie de sortilegio sin sentido.
¿Será una broma de alguien?
Aunque por la cantidad de erratas y la especial atención prestada a las escamas de peces, sí que parece tratarse de un gato... Si es que los gatos supieran escribir y tuvieran una firma.
Viento del Norte... Escamas de peces... Carruajes... ¡Ah, claro! Si voy desde aquí hacia el sur doce calles, llegaría al puesto de pescado. Cada noche a las diez, ¿no pasa por ahí el carro de la basura? ¿Será ahí?
Se llevan a las afueras la enorme cantidad de basura que produce la ciudad a lo largo del día, y a las doce regresa entre traqueteos.
Sí, ese debe ser el sortilegio de las palabras felinas. Solo alguien como Perroux, que conoce a los gatos tan bien como conoce la ciudad, y la ciudad tan bien como conoce a los gatos, podría haberlo descifrado.
El corazón de Perroux empieza a acelerarse. Se trata de un secreto que solo él conoce.
“¡Hora del cambio de turno! ¡Vamos, rápido! ¡Debo ir a reunirme con los gatos!”.

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