El zorro en el mar de dientes de león (IV)

El zorro en el mar de dientes de león (IV)
El zorro en el mar de dientes de león (IV)NameEl zorro en el mar de dientes de león (IV)
Type (Ingame)Objeto de misión
FamilyBook, El zorro en el mar de dientes de león
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DescriptionEn una noche estival en la que los dientes de león flotan como copos de nieve, tiene lugar un encuentro tras varios días de ausencia.
Siguiendo al zorro, el mar de dientes de león aparece ante los ojos del cazador. «El zorro en el mar de dientes de león», cuarto tomo.

Item Story

Tras esa noche, el zorro no volvió a venir en varios días.
Pero durante esos días, en el bosque aparecieron más y más presas.
Pequeños pinzones, grullas de largas patas, jabalíes impetuosos...
¿Era debido a la estación del año, o a la compensación del zorro? Fuera como fuese, esas noches al fin pude comer auténticos estofados con carne.
Pero el zorro no volvió a aparecer.
Suena extraño, pero antes me costaba menos dormir, incluso con el estómago vacío. Ahora, repleto y satisfecho, no podía dejar de pensar en lo que vi aquel día, el zorro que se convertía en mujer.
¿Cuándo volvería a ver esos ojos cristalinos como el agua del lago?
En este duermevela nervioso, oí un ligero ruido detrás de la puerta.
Esperando ver una pequeña silueta blanca, salté de la cama y abrí la puerta.
No había ojos cristalinos ni una cola blanca y sedosa, sino dientes de león que flotaban bajo la luz de la luna, como si fueran copos de nieve.
De repente, algo se me metió en la nariz.
“¡Achú!”
Al momento, los suaves dientes de león formaron un remolino y volaron por todas partes, como en una ventisca.
En medio de la ventisca de dientes de león, dos ojos como dos piedras preciosas me miraban como si quisieran llegar hasta mi corazón.
Atravesando el remolino de dientes de león, avancé hacia el pequeño zorro.
El zorro movió las orejas, agitó la larga cola sobre la hierba y, tras girarse, desapareció en la espesura del bosque.
Lo seguí rápidamente.
Una pequeña bola blanca y esponjosa aparecía y desaparecía entre las sombras de los árboles.
Parecía la luz de la luna filtrándose entre las hojas, o los astutos Seelies con sus movimientos elegantes.
Confiando en el zorro, lo seguí durante un tiempo hasta que salimos del oscuro bosque.
Ante mí se extendía un mar interminable de dientes de león bajo la luz de la luna.
Cuando aún no había recuperado el habla, oí un ruido detrás de mí.
Un sonido débil y ligero, como los pies descalzos de una joven caminando sobre un suelo cubierto de hojas secas.
El zorro llegó hasta mi espalda y el viento nocturno me trajo su olor, húmedo y fresco y con un matiz ligeramente amargo de diente de león.
Dos manos se posaron sobre mis hombros, los finos dedos fríos como el hielo.
Después se inclinó hasta mi oreja, sus largos cabellos derramándose sobre mi hombro.
Pude sentir a mi espalda su pulso y el movimiento de su respiración, calmada y tranquilizadora.
“Solo los zorros saben cómo llegar a este lugar, la patria de los dientes de león.
Espero que se quede en este lugar y enseñe a mi hijo a hablar la lengua de los humanos...
Como pago, le enseñaré cómo transformarse”.
Me hacía cosquillas en la oreja, como una suave brisa nocturna que transportara dientes de león.
Qué extraño, yo no había mencionado la magia de transformación, ¿cómo podía saberlo?
No respondió y me tomó la mano para guiarme hacia el interior del mar de dientes de león.
El viento del norte y el viento del sur, con su fragancia ligeramente amarga, traen recuerdos difusos.
Me llevó a jugar tiernamente, al estilo de los zorros, entre los vellones blancos y suaves, hasta que la luna se elevó en el firmamento.

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