El bosque de bambú a la luz de la luna (IV)

El bosque de bambú a la luz de la luna (IV)
El bosque de bambú a la luz de la luna (IV)NameEl bosque de bambú a la luz de la luna (IV)
Type (Ingame)Objeto de misión
FamilyBook, El bosque de bambú a la luz de la luna
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DescriptionA medida que llega el alba, el destino separa a los dos jóvenes, que toman caminos distintos. Pero los ecos de esa antigua historia aún resuenan en el bosque, que todavía espera acoger entre sus árboles al muchacho de pueblo.

Item Story

Al aclarar el día, el joven despertó lentamente.

La blanca niebla brillaba contra la luz del sol como una cola de caballo grácil en ese bosque lleno de historias de zorros y demonios.

Sujetando la mano del joven, la mujer caminó en dirección adonde la luz penetraba en el bosque de bambú. Serpenteando a diestra y siniestra, cruzaron matorrales con mosquitos, escalaron rocas resbaladizas tapizadas con musgo, y descendieron por rocas montañosas en medio de las sombras del bambú. Finalmente, aquella mujer guió al joven a la salida del bosque.

“Todavía no sé cómo te llamas, ni de dónde vienes”,
preguntó el joven, deseando seguir escuchando más historias como la de la noche anterior.

“...”.
La mujer se puso de espaldas a la luz, y sus ojos brillaron con un resplandor dorado.
No dijo ni una palabra. Solamente sonrió.

Muchos años después, cuando el joven dejó de ser joven, los recuerdos brotaron una vez más, y en ese instante lo comprendió todo. Las diferencias entre ellos dos eran abismales, como la noche y el día. Él estaba destinado a dejar su aldea para ir a Liyue a rogarle al Arconte Geo riqueza y fortuna. El destino de ella era darle la espalda al mundo y vivir en reclusión, alejada de la majestuosa mirada del Rey Geo y protegiendo aquellas historias antiguas que poco a poco fueron quedando en el olvido.

Así fue como el joven y la mujer de blanco y ojos dorados partieron por caminos distintos.
Él empacó sus bolsas para dirigirse a la próspera ciudad portuaria, y ella se quedó ahí de pie, en los límites del bosque de bambú. Aquellos ojos dorados parecían haber adivinado desde hace tiempo el destino de aquel muchacho. Viejo y cansado del bullicio del mundo humano, finalmente un día regresó sobre sus pasos a esa aldea tranquila.

Bajo el cielo rojizo del amanecer, el joven escuchó el relinchar de un caballo y su galopar.
Al voltear la mirada, no había nadie detrás de él. Solo encontró un pelaje blanco sobre su hombro.

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