El zorro en el mar de dientes de león (II)

El zorro en el mar de dientes de león (II)
El zorro en el mar de dientes de león (II)NameEl zorro en el mar de dientes de león (II)
Type (Ingame)Objeto de misión
FamilyBook, El zorro en el mar de dientes de león
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Description“Tranquilo, no te muevas”. Al encontrar a un cazador, ¿qué destino le espera al zorro atrapado por una flor helada?
Segunda parte de la historia del cazador y el zorro.

Item Story

“Buen chico. No te muevas”.
Esa frase me la enseñó el padre de mi padre. Cuando cazo zorros, siempre la recito silenciosamente para que mis manos no tiemblen al tirar de la cuerda del arco.
Cuando estaba a punto de disparar, el zorro levantó la cabeza y me miró directamente a los ojos. Sus ojos eran como el agua de un lago: brillantes como piedras preciosas fragmentadas.
Sentí como si el soplido de un fuerte viento dentro de mi cabeza desordenara mis pensamientos. Mi flecha no alcanzó su objetivo y rompió accidentalmente el hielo que atrapaba la cola del zorro. Este levantó su cola, me dirigió otra mirada rápida y corrió hacia el bosque.
Aclaré mis pensamientos y comencé a perseguirlo, pero ¿quién en este mundo podría correr más rápido que un zorro?
Poco a poco, el zorro se hizo cada vez más pequeño y, finalmente, se convirtió en una mancha blanca.
“¡Eh! ¡No huyas!”,
grité mientras me faltaba el aliento.
La mancha blanca disminuyó la velocidad al escucharme.
“¿Me está esperando?”,
sopesé.
“Si este zorro quisiera huir, ya lo habría hecho”.
Los zorros son unos animales extraños. Siempre acaban desapareciendo cuando corren, incluso cuando lo hacen en llanuras tan planas como Levantaviento, en las que se los ve claramente.
Es como si huyeran a otro mundo.
Esto confirmó lo que pensaba.
“Ese zorro blanco me está esperando. Estoy seguro”.
Con total confianza en el zorro, perseguí la brillante mancha blanca durante horas. De repente, empezó a soplar un viento helado.
Lo que vi a continuación me estremeció.
“¿Qué es esto?”
La mancha blanca se dividió en dos.
Y luego en tres, en cuatro... Era como si se multiplicara a medida que soplaba el viento. Al final, perdí la noción de cuántas manchas había.
En ese momento, las manchas blancas volaron hacia mis ojos como para entrar en ellos. Me los froté y descubrí que las manchas solo eran dientes de león que flotaban. El zorro se había ido.
Me reí de mí mismo y regresé a casa.
Mi cena fue un estofado de rábano y carne sin carne. ¡Qué poco me gustan los rábanos hervidos sin carne! Tenía mucha hambre y, poco a poco, me fui quedando dormido.
Me desperté en medio de la noche por algo que se estaba moviendo fuera.

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